jueves, 5 de diciembre de 2013 | By: Mike Mtz

Arriban a Hidalgo madres de centroamericanos desaparecidos para buscar a sus hijos

EL COMPROMISO: USTED

Por: Miguel Ángel Martínez. 


Atitalaquia. Unidas por el mismo sentimiento de dolor y la incertidumbre de no saber dónde están sus hijos, 46 madres de indocumentados, provenientes de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, arribaron la noche del pasado miércoles a este municipio.

En su conjunto, las mujeres, forman parte de la IX caravana de madres centroamericanas en busca de sus hijos desaparecidos, que en esta ocasión tienen por objeto recorrer catorce estados de la República, para concluir el 10 de diciembre en el Senado de la República.

Lugar donde exigirán a los asambleístas hacer valer las leyes de respeto a los migrantes a su paso por México, así como ser congruentes entre lo que se pide para los mexicanos en el exterior y el trato que se tiene en el país para con los extranjeros.

Esto pues las centroamericanas acusaron a la mayor parte de los mexicanos de tratar a los indocumentados como delincuentes, cuando ellos sólo son personas que se vieron en la necesidad de abandonar su patria y a su familia para conseguir trabajo.

Sin embargo, dijeron que existen sus honrosas excepciones, “gente que sabe lo que es la solidaridad, que defienden los derechos humanos y la igualdad entre las personas, como quienes atienden en las casas asistenciales para el migrante”.

El arribo a Atitalaquia de la caravana se dio alrededor de las 19 horas; fueron recibidas en el hogar asistencial para indocumentados, El Buen Samaritano dependiente de la Diócesis de Tula.

Tras su arribo a la localidad, las madres se trasladaron a la parroquia de la comunidad de Bojay, 
donde celebraron una misa para dar las gracias, así como pedir por la salud y bienestar de sus hijos; la celebración religiosa fue presidida por el obispo Juan Pedro Juárez Meléndez.

Quien durante la eucaristía brindó un mensaje de solidaridad y esperanza a las madres que buscan incansablemente a sus hijos desaparecidos.

La caravana fue encabezada por Martha Sánchez, coordinadora del movimiento, quien en entrevista señaló que en México, los peligros y agresiones hacía los migrantes son mucho mayores que en otros países, “incluso que en la frontera norte y que Estados Unidos”.

Esto al aseverar enfática que en nuestro país, los indocumentados se enfrentan a los múltiples peligros que representan las bandas del crimen organizado, dispersas por todo el país, “además del desprecio y los malos tratos de la mayoría de los mexicanos”.

Testimoniales.

Sólo una madre puede saber lo que duele un hijo ausente…

Proveniente de Honduras, tierra donde el trabajo y las oportunidades son nulas para los estratos sociales bajos, la señora Salgado, lleva 26 años buscando a su "pequeño", como le llamaba al momento en que partió de Tegucigalpa en busca del sueño americano.

Con voz entrecortada y con los ojos a punto del llanto, narra que José partió de Honduras a la edad de 20 años...  todo con la esperanza de darle mejor vida a su familia, compuesta de miembros, ella como madre, su esposa y cuatro pequeños que dejó muy chicos, "pero nunca más supimos de él".

El día en que se fue mi hijo me dijo: “mami, me voy, para darles una mejor vida a usted, a mi esposa e hijos, aquí no hay oportunidad" con dificultad prosigue su testimonio, cargado de un sentimiento capaz de conmover a cualquiera.

Antes de derramar un mar inimaginable de lágrimas, la señora Salgado, reitera que desde que José partió hacia el norte no supo más de él. pero que muy dentro de su corazón tiene la esperanza de encontrarlo con vida.

Lo anterior es sólo una parte del complicado fenómeno migratorio, pues anterior al arribo de la caravana, este medio pudo entrevistarse con varios indocumentados que fueron atendidos en la casa de El Buen Samaritano, los cuales narraron sus experiencias.

El común denominador de sus relatos, fue la dificultad que representa dejar atrás el mundo conocido, a sus familias, no obstante asentaron que vale la pena el sacrificio, con tal de darle una mejor vida a sus seres queridos, “por lo menos con esa esperanza venimos”.

Contaron que durante su travesía son asaltados y golpeados por las bandas delincuenciales, “pero ni así desistimos, tenemos un objetivo claro, llegar al otro lado, buscar trabajo y mandarles algo a nuestras familias para que tengan mejor vida”, sostuvieron visiblemente consternados. 

Sebastián Gómez, proveniente de Tegucigalpa, relata con voz entrecortada y con lágrimas bordeando sus ojos: “llevo 18 días de travesía, desgraciadamente al momento de cruzar la frontera con México fui asaltado, me quitaron el equivalente a mil 500 pesos”.

Esa cantidad era todo lo que traía para llegar a la frontera norte y cruzar -continúa-, eran todos los ahorros familiares, ahora debo llegar al otro lado, para trabajar y mandar ayuda, en mí país no hay trabajo, no tenemos dinero, no nos alcanza ni para comer frijoles”, apenas puede finalizar.

0 comentarios:

Publicar un comentario