EL CHIQUERO
Las campañas para renovar el Congreso local están en proceso, están en el día 45, en menos de tres semanas concluirán... el tiempo de partidos continúa, así como de candidatos y políticos mentirosos… capaces de timar al electorado sólo para obtener el voto, luego desechar sus promesas y olvidar a la gente que los ayudó a triunfar, estamos hasta la madre de tanta falsedad.
Ningún
partido se salva, todos los actuales representan al monstruo de las mil cabezas.
Una clase política insensible a las necesidades sociales, que jamás representará
realmente los intereses de la sociedad y que sólo buscará insaciablemente nuevas formas de
jodernos, enriquecerse a costa del pueblo.
Azules,
amarillos, tricolores, los mismos perros pero con distinto collar. Ahora… en
está época, todos los aspirantes son personajes ejemplares, nuestros amigos; durante los días de campaña, resultan ser hermanitas de la caridad, apapachan al
ciudadano, y hasta beben del mismo vaso que usted.
Más
luego, al término del proceso… los ganadores, (que obtendrán el triunfo con base
a las peores “¡’$/deras que se pueda imaginar), pocas veces volverán a pisar
nuestras calles; desdeñarán al ciudadano y se concentrarán en enriquecerse ilícitamente
a costa de los “sus representados”.
En
tanto que de los perdedores, no volveremos a saber nada, los mismos que se
dijeron preocupados y ocupados en procurarle múltiples beneficios a la sociedad
desaparecerán de la escena pública, tan vertiginosamente como llegaron, se
disolverán como sus convicciones sociales y políticas.
En
el caso del IV distrito con cabecera en Tula, todo parece indicar que la suerte
está echada; el candidato del tricolor obtendrá el triunfo caminando, pues
aunque su rival, el del PRD, único que pudiera competir, seguro ya pactó la elección
con el gobierno estatal, aunque diga lo contrario.
Claro,
como se postuló por las dos vías: la de mayoría y la pluri, ya está cerca de
amarrar el hueso.
En
el caso del aspirante del partido oficial, el panorama no luce más halagüeño,
el candidato, le apuesta a engatusar al electorado mediante su condición
juvenil, pulcra y casi impecable, que enamorará a las votantes que son mayoría mujeres,
ante su inexperiencia y tal vez falta de propuesta, ¿será?
Por
lo mismo, más de un militante, “de los de
peso”, estuvo inconforme con su designio, al señalar que sus méritos al
interior del partido son casi nulos, y al quejarse de la soberbia del actual
abanderado. Lo cierto es que ante su casi segura inexperiencia, como dije le apueste
a su “galanura” para ganar.
Condición
similar al suspirante del partido Verde, el que probablemente fue designado por
dos únicos factores: que el PVEM no tiene en sus filas a gente que se
caracterice por su confiabilidad, y porque el Ecologista buscó quien se pagara solo
la campaña, para que al final obtuvieran más recursos.
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Ante
este triste panorama, no queda más que sufragar por la opción que consideremos
menos nociva para nuestros municipios e invocar a la Divina Providencia para no
equivocarnos. Reciba todo lo que le ofrezcan, usted saque provecho de los
políticos, pero al final ejerza un voto libre y razonado.
Por
último le comparto esta opinión personal sobre los políticos: el político es un
mago depravado de la ilusión, un bribón que fascina con canto de sirena, piltrafa de la moral del ser humano, la
patética élite de sanguijuelas que vampirizan al ciudadano, un ente carente de
conciencia y escrúpulos.
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